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LAWMAN


Título original
Lawman
Año
1971
Duración
99 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
Michael Winner
Guion
Gerald Wilson
Reparto
Música
Jerry Fielding
Fotografía
Robert Paynter
Compañías
United Artists

Sinopsis

Jered Maddox, el inflexible sheriff de Bannock (Nuevo México), antepone el cumplimiento de la ley a cualquier otra consideración. En una ocasión, mientras escolta una caravana, algunos hombres borrachos matan a un anciano. Arrestarlos no será tarea fácil, ya que trabajan para Vincent Bronson, el cacique del lugar. 

Más que interesante este peculiar western que indaga sobre la fina línea que separa al héroe del villano, sobre lo difuso que a veces es la ley y su rigidez, ello en un argumento que sobre el papel está muy visto, pero que el guión sabe imprimir matices que te hacen pensar y levantar dilemas morales, aunque sin profundidad. Dirigida por el artesano Michael Winner (especialista sobre todo en films violentos, donde le componente vengativo es ultrapresente, epítome las que rodó con Charles Bronson), con guión de original de Gerald Wilson (escritor ligado al director con libretos como el de “Scorpio”, “América violenta” o “El poder del fuego”), dijo se inspiró en un artículo que leyó en el diario de Charlie Siringo que decía que los únicos asesinos a sueldo en el viejo oeste eran los agentes de la ley, y fueron ellos quienes causaron la mayoría de violencia, Wilson también quiso decir que "la ley y el orden ciertamente no es la única forma de administrar justicia". Teniendo en su elenco actoral una brillante baza con un siempre carismático Burt Lancaster de protagonista, acompañando un plantel de sensacionales secundarios como Robert Ryan, Lee J. Cobb o Robert Duvall. Aquí el supuesto hombre bueno y noble resulta un tipo que en su rigidez llega a comportarse como aquello que persigue, y los supuestos malos resultan gente humana, lejos de estereotipos de villanos desalmados. Todo desemboca en una espiral de violencia salvaje, donde solo produce más violencia, donde el honor, nobleza, sentido de la ley son un ente confuso y maleable, donde la autoridad se erige en juez y verdugo y por el camino se pierde la humanidad.

Tratando sobre un Marshall, Jared Maddox (Lancaster), que viaja al pueblo de Sabbath, para detener a varios tipos que causaron altercados en Bannock, e incluso un muerto. Estos trabajan en su mayoría para el poderoso ranchero Vincent Bronson (formidable Lee J. Cobb), oponiéndose a ser detenidos, además el Marshall tendrá en contra a las fuerzas vivas del lugar.

Se puede ver como un retrato de personalidad donde el protagonista Marshall Jared Maddox es la inflexible ley, la justicia ciega, el poder omnímodo que decide por tu vida cual guillotina insensible, Es un tipo pétreo en su mentalidad disciplinada, donde no hay lugar a la compasión ("Tú eres un vaquero que lleva una pistola para matar serpientes y yo llevo la pistola para matar hombres: no importa quién sea más rápido: yo te mataré". Le dice a un joven). Su código ético es binario, es el Bien y quien no este con él es el Mal. Winner da originalidad al relato al mostrárnoslo como un héroe al inicio, pero esta percepción se va diluyendo conforme asistimos a sus actos, hasta desembocar en un final donde la metamorfosis es completa (spoiler*). Burt Lancaster lo encarna con una energía y majestuosidad imponente, sabe dotar a su rol de dimensión. Lástima que le falten aristas por donde ver de dónde le viene es estajanovismo, porque de esa querencia inmisericorde por el cumplimiento de la ley, esto resta y hace al rol monocorde. Tampoco ayuda esa grotesca historia de amor, metida con calzador, siendo el zenit la noche de sexo con el marido esposado a la puerta, ridículo.

Tras un prólogo desconcertante con una fiesta nocturna salvaje de tiroteos de un grupo de gente por las calles del pueblo de Bannock, donde un viejo acaba muerto de un disparo, saltamos (en elipsis) al protagonista Jared Maddox. Lo vemos viajando por el desierto del oeste a caballo y en otro lleva a un muerto, entra en el pueblo de Sabbath ante las miradas expectantes de los lugareños. Para frente a la oficina del sheriff, Cotton Ryan (gran Robert Ryan, en un rol de pragmático servidor de la ley a su modo, con una ética flexible. Un tipo que una vez fue alguien y hoy solo sobrevive). Al que le dice quién es el muerto y le cuenta que viene al lugar a por sus compañeros, para llevarlos ante el juez. Cotton se huele que va ha haber muchos problemas, uno de los de la lista es Vincent Bronson. A partir de entonces comenzamos a conocer a estos buscados por el Marshall, gente trabajadora. Lástima que Winner no sepa darles hondura moral y se muestren planos, sin capacidad a desarrollarse, delineándose en apuntes a pie de página, que solo hacen dar a entender que hay una mejor película tras lo que se deja al margen. Además tiene un lamentable romance entre Jared y Laura Shelby (Sheree North), así como una extraña relación con un cowboy de Vincent (Crowe), que parece tendrá chicha, pero como casi todo son esbozos de lo que pudo haber sido

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