Un excelente western de magnífico reparto (inmenso Anthony Quinn) y con secuencias memorables. Dirige Edward Dmytryk, un realizador víctima del tristemente célebre Comité de Actividades Antiamericanas que, a finales de los años cuarenta, llevó a cabo la famosa e infame "caza de brujas" contra miembros y simpatizantes del partido comunista americano. El argumento de "El hombre de las pistolas de oro" esconde sin disimulo (los miedos de la gente, las amistades y traiciones, las advertencias sobre el abuso del poder) más de una feroz crítica contra dicho comité y la gente que lo promovió.
En la siguiente escena, el pacificador se enfrenta a Billy, el hermano del recién nombrado sheriff Gannon
El final de la película se centra en los duelos entre los tres protagonistas. En el último, Henry Fonda se enfrenta a Richard Widmark con sus dos revólveres de oro, los que le dieron fama en todas las ciudades por donde pasó.
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