El momento de matar (Il momento di uccidere )
1968
Italia-Alemania
Director: Giuliano Carnimeo (Anthony Ascott)
Guión: Tito Carpi, Bruno Leder, Francesco Scardamaglia, EnzoG. Castellari
Fotografía: Stelvio Massi
Música: Francesco de Masi
Reparto:
George Hilton, Walter Barnes, Loni von Friedl, Horst Frank, Rudolf Schundler, Remo de Angelis, Giorgio Sanmartino, Carlo Alighiero, Arturo Dominici, Renato Romano, Ugo Adinolfi, Pitero Ceccarelli
Coproducción italo-alemana de 1968, otras fuentes consultadas la datan creo que erróneamente en 1970, que supuso la primera colaboración de dos nombres habituales en el spaghetti western, el director Giuliano Carnimeo, bajo su seudónimo habitual de Anthony Ascott, y el actor uruguayo George Hilton.
Además de participar ambos en una de las películas, comentadas en este blog, de la serie sobre Sartana (“Vende la pistola y cómprate la tumba” de 1970, en la que el actor sustituía al interprete habitual, Gianni Garko), aportaron otros dos personajes al mundo del western mediterráneo en largometrajes en los que los elementos cómicos, en consonancia con los años de su realización, fueron adquiriendo cada vez mayor importancia; el aventurero Aleluya en dos films (“Y ahora le llaman Aleluya” de 1971, ya comentado en este blog, y “Il West ti va stretto, amico è arrivato Alleluja” realizada al año siguiente) y Tresette o Tricky Dicky, según la versión inglesa, en otros dos spaghettis abiertamente cómicos (“Para mí el oro, para ti el plomo” de 1973, película que tengo pendiente de ver, y “Di Tressette ce n’è uno, tutti gli altri son nesuno” en el año 1974 que, por lo que he estado consultando, no fue estrenada en España).
Lord y Bull, dos aventureros ex confederados muy hábiles con las armas de fuego, son contratados por el juez Warren con el objeto de que encuentren 500.000 dólares en oro pertenecientes a la Confederación escondidos por el difunto coronel Forrester antes de que cayeran en manos de los soldados yanquis, cuyo destino sería la reconstrucción del maltrecho Sur. En su búsqueda encontrarán la oposición del hermano de Forrester, que cuenta con un auténtico ejército de pistoleros, y contarán con dos pistas: un libro, Camelot, depositado en la biblioteca del hermano del coronel y la propia hija minusválida del difunto oficial confederado, Regina, prisionera de su tío por lo que deberán dar con ella y liberarla.
La historia, en la que participaron, entre otros, Tito Carpi ( prolífico escritor autor de más de noventa guiones en treinta años, de los cuales veintisiete corresponden a filmes ambientados en el viejo Oeste, y colaborador habitual de Giuliano Carnimeo y de Enzo G. Castellari) y el propio Castellari (por lo que he leído esta película era un proyecto de éste que al final abandonó) presenta ciertas similitudes con el libreto de “7 winchester para una matanza” (spaghetti también analizado en este blog) escrito por ambos, junto con Marino Girolami, tanto en el planteamiento inicial (la búsqueda del oro de la Confederación escondido por un oficial, aquí el coronel Forrester y en el film dirigido por Castellari el general Beauregard, para que no cayera en manos de los soldados del Norte), como en la concepción de algunas escenas, sobre todo en el largo, cuidado y espectacular tiroteo desarrollado en un lugar cerrado e iluminado de forma artificial, lo que les permite a ambos directores jugar con el claroscuro (en la película que nos ocupa el escenario es un matadero, mientras que en 7 winchester se trata de un cementerio indio excavado en una roca).
Pero hasta aquí llegan las similitudes entre las dos películas, porque mientras que a Castellari parece que le interesa contar una historia y da importancia al desarrollo de ésta, Carnimeo, como suele ser habitual (por lo menos en los largometrajes que he visto. como los correspondientes a la serie Sartana) da más importancia a las escenas en sí en detrimento de la historia, que por otra parte, considero, tenía cierto potencial al presentarnos una situación más propia para detectives que para pistoleros.
Así tras la notable y larga escena inicial, para mí bastante acertada desde el punto de vista visual y estéticamente muy spaghetera (comienza con planos largos y varios travelling para pasar rápidamente a un montaje en el que predominan los planos cortos centrados en las caras, objetos como revólveres o un cucharón y otras partes del cuerpo humano, en especial las manos o las piernas del protagonistas; así como en la utilización del zoom, y todo ello sin decir ni una palabra durante gran parte de la mencionada secuencia), asistimos a más de veinte minutos de total desconcierto caracterizados por las transiciones bruscas entre las escenas (vemos a Horst Frank de día hablar con uno de los secuaces para a continuación ser noche cerrada y ver el colt de Hilton como punto de partida de un largo tiroteo cuyo origen no me pareció suficientemente explicado) en los que no sabemos cuál es la trama de la película y cuáles los motivos por los que el juez Warren ha llamado a ambos aventureros. Además, una vez que conocemos dichos motivos parece que éstos son una mera excusa para presentarnos una serie de secuencias de peleas y tiroteos, incluida la consabida tortura al héroe (aquí quien lo pasa realmente mal es el bueno de Bull) entre las que destaca, por su espectacularidad, la mencionada del matadero.
Por lo que respecta a la banda sonora compuesta por Francesco de Massi cabe señalar que cuenta con un tema principal cantado, “Walk by my side”, que aunque para mí no es el mejor que compuso éste, sí me pareció bastante resultón y pegadizo y está muy bien interpretado por Raoul (habitual en las composiciones de Massi como, por reseñar algunos títulos, “Without a name” de “Dos cruces en Danger Pass”, “Stranger” de “Voy, lo mato y vuelvo”, “Maybe somewhere” de “Sonora” o “Seven men” de la tantas veces citada en este comentario “7 winchester para una masacre”). El resto de la banda sonora carece del mismo interés y se compone de variaciones del tema principal y de otros de carácter incidental.
En cuanto al reparto, al frente del mismo se encuentra George Hilton, un actor que, como se ha comentado, se convirtió en recurrente para los spaghettis con más de veinte westerns en doce años, y se especializó, a diferencia de otros protagonistas salvo en raras ocasiones como en “Los profesionales del oro” o “Los desesperados” (ambos ya comentados), en personajes irónicos cuando no marcadamente humorísticos. En este film interpreta con convicción a Lord un personaje que se encuentra a caballo entre los marcadamente graves desempeñados en las películas anteriormente citadas y sus habituales roles más ligeros.
Junto a él, Walter Barnes actor de origen estadounidense y antiguo jugador de futbol americano, que como otros intérpretes norteamericanos probó fortuna en el viejo continente y llegó a desarrollar durante la década de los sesenta una fructífera carrera en Europa a pesar de no convertirse en una estrella. En esta ocasión nos ofrece una buena interpretación como Bull, fuerte y peligroso como su propio nombre, que más que el guardaespaldas de Lord es su particular ángel de la guarda, como el propio Lord reconoce en la primera escena al comentarle que: “No me fío de nadie. Sólo de ti. Tu eres mi ángel de la guarda”, para volver a insistir en esa idea dos o tres veces más a lo largo de la película. Sin duda, para mí, uno de los aspectos positivos del film es la química que se establece entre los dos personajes.
El principal rol negativo recae en uno de los mejores malvados de los spaghettis, Horst Frank que da vida a Josh, el violento, hasta el sadismo, hijo de Forrester. En este film nos deleita, por tanto, con otro de sus perversos villanos. Por último, la actriz austriaca Loni Von Friedl da vida a Regina, la hija minusválida del fallecido coronel Forrester que vive secuestrada por los esbirros de su tío y nos dará una sorpresa al final.
En resumen, un flojo largometraje (tiene un comienzo desconcertante y apenas se presta atención al desarrollo de la historia en detrimento de la espectacularidad de una serie de escenas a veces inconexas), pero como spaghetti creo que funciona bastante bien al ofrecernos abundantes tiroteos y no resultar aburrida, además de depararnos varias sorpresas y giros argumentales en el tramo final.
GIULIANO CARNIMEO
Giuliano Carnimeo (Bari, julio 4, 1932) es un director y escritor italiano, especializado en películas de género (especialmente spaghetti westerns,comedias eroticas y thillers). A menudo usaba el seudónimo de Anthony Ascott.
Dirigió más de treinta películas entre 1964,"Panic Botton" y 1988 "El Hombre rata"". También fue guionista en varias películas y asistente de dirección de Giorgio Simonelli.
Su gran aportación al spaghetti fueron sin duda sus películas de la saga "Sartana".
Filmografía SW:
1968- Oeste sin fronteras (Joe... cercati un posto per morire!)
1968- El momento de matar
1969- Yo soy vuestro verdugo
1970- Buen funeral, amigos, paga Sartana
1971- Vende la pistola y comprate la tumba
1971- Llega Sartana
1971- Y dejaron de llamarle Camposanto
1971- Y le llamaban El Halcón
1971- Y ahora le llaman Aleluya
1972- El regreso de Aleluya
1973- Para mi el oro, para ti el plomo
1974- Di Tressette ce n'è uno, tutti gli altri son nessuno
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