Joko invoca a dios...y muere (Joko invoca Dio... e muori)
1968
Italia/Alemania
Director: Antonio Margheriti
Guión: Renato Savino, Antonio Margheriti
Música: Carlo Savina
Fotografía: Riccardo Pallottini
Reparto:
Richard Harrison, Claudio Camaso, Spela Rozin, Guido Lollobrigida, Werner Pochath, Paolo Gozlino, Ignazio Spalla, Alberto Dell'Acqua, Mariangela Giordano, Goffredo Unger, Luciano Pignozzi, Alexander Allerson, Luciano Bonanni, Albert Carl, Lucio De Santis, Albert Nova, Claudio Ruffini, Aysanoa Runachagua, Giovanni Ivan Scratuglia, Lucio Zarini.
Coproducción italo-alemana de 1968 dirigida por Antonio Margheriti (uno de los grandes directores, junto con Mario Bava y Antonio Freda, del horror gótico a la italiana con películas como “El justiciero rojo”, “”Danza macabra” e “I lunghi capelli della norte”, las dos últimas con Barbara Steele, diva del terror europeo) bajo el seudónimo de Anthony M. Dawson, que me ha resultado muy interesante. Joko, Mendoza y Richie tras robar treinta mil dólares son traicionados por un grupo de cinco hombres que asesinan a los dos últimos. A partir de ese momento Joko, que tan sólo conoce la identidad de tres de los cinco asesinos, se lanza a vengar a sus compañeros; mientras que, a su vez, es perseguido por un enigmático individuo que viste de negro.
Creo que nos encontramos ante un típico spaghetti tanto por la temática (la venganza y la traición) como por las situaciones que se dan en el mismo (peleas, cabalgadas por páramos desérticos, paliza al protagonista, tortura al héroe-antihéroe que se asemeja a la sufrida por Garko en “Como lobos sedientos”, etc) pero, al mismo tiempo, bastante original gracias a la estructura del guión, en el que participó el propio Margheriti junto a Renato Savino (habitual en los spaghettis de Giancarlo Romitelli y que también ejerce de productor) y, sobre todo, a la gran labor en la dirección de Margheriti.
Así la película aparece estructurada en cinco episodios, en la que cada capítulo se corresponde con la búsqueda por parte de Joko de uno de los asesinos de sus compañeros al que acaba matando. De esta forma el film se caracteriza por su agilidad narrativa y el ritmo vivo propios de este tipo de guiones, así como por la ausencia de tiempos muertos ya que nos encontramos con cinco mini historias con su principio y su final. Sin embargo en el debe del guión hay que anotar la endeble historia de amor del protagonista con una cantante con, en este caso, final feliz y que no aporta nada a la película.
Pero, sin duda, lo que destaca en el spaghetti es la gran dirección de Margheriti, hecho que se aprecia en la potente primera escena en la que a través de un espectacular picado, con la cámara alejándose cada vez más, vemos cómo es martirizado uno de los amigos de Joko (esta secuencia debió de estar censurada en España porque en el DVD aparece en versión original subtitulada). Además toda la película está muy cuidada lo que se aprecia el especial esmero del director en la composición de las secuencias y en la planificación del encuadre (la escena del duelo en el salón entre Joko y Kid creo que es un buen ejemplo de ello o aquella en la que se ve la sombra del protagonista acercarse al cadáver de uno de los asesinos), así como en la estupenda utilización de la grúa en las escenas que se desarrollan en el exterior. Y a todo ello hay que sumar que el director aplica sus conocimientos y experiencia en el cine de terror para, como haría con un carácter más marcado en la notable “Y Dios dijo a Cain”, crear una atmósfera propia del cine gótico en secuencias como la del asalto nocturno a la comisaria por Laredo y sus secuaces que se mueven como si fueran los zombis de “La noche de los muertos vivientes” y, sobre todo, en el extraordinario y claustrofóbico final, con un suspense perfectamente dosificado, en una mina de azufre alumbrada escasamente por unas antorchas que, con una fuerte influencia expresionista, le permite experimentar con el claroscuro y el color (la mina lógicamente tiene las paredes amarillas) y que me recordó al extraordinario trabajo de Enzo G. Castellari en las escenas en el cementerio situado dentro de una cueva en “Johnny Hamlet”. Por el contrario creo que es criticable el uso y abuso del zoom en algún momento del film.
La banda sonora es obra de Carlo Savina y cuenta con un tema cantando por Don Powell llamado “Venganza” (título que recibió el spaghetti en EEUU) bastante bueno y pegadizo, junto con otros que ayudan a crear esa atmósfera más propia del cine de terror.
Por lo que respecta a los actores, Richard Harrison, en una de las interpretaciones más convincentes que le he visto, da vida a Joko, un auténtico antihéroe (es un bandido) que se muestra implacable con los asesinos de sus compañeros (incluso acaba con uno a sangre fría) a los que, una vez que mata, arroja un pedazo de las cuerdas con las que descuartizaron a Richie. Con su histrionismo habitual, Claudio Camaso interpreta a Mendoza un extravagante (viste capa y sombrero de copa amarillos, y utiliza un bastón), psicótico y maquiavélico forajido que se caracteriza por su ambigüedad sexual; un personaje que un actor como Klaus Kinski creo que hubiera bordado. El principal papel femenino recae en Spela Rozin, una actriz eslovena que me resultó bastante sosa, claro que un horrible doblaje no le ayuda demasiado. Por último en pequeños papeles podemos ver a algunos habituales como Alberto Dell’Acqua en el rol del desdichado Richie y Guido Lollobrigida e Ignazio Spalla como dos de los asesinos objetos de la venganza de Joko.
En resumen pienso que estamos ante un sólido, sombrío y original spaghetti sobre todo por el trabajo de su director que, a pesar de haber rodado con posterioridad bastantes films dudosos, ha sido reivindicado por colegas como Tarantino (en su última película “Malditos bastardos” le rinde un claro homenaje). (TEXTO 800SW)
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