TRAMPA PARA UN FORAJIDO (La Grande Notte Di Ringo)
1967
Italia, España
Director: Mario Maffei
Música: Carlo Rustichelli
Fotografía: Emilio Foriscot, Carlo Bellero
REPARTO
William Berger, Adriana Ambesi, Eduardo Fajardo, Guido De Salvi, Walter Maestosi, Georges (Jorge) Rigaud, José Bódalo, Armando Calvo, Tom Felleghy, Francisco Morán.
SINOPSIS
No lejos de la peligrosa localidad de Tombstone, se están produciendo grandes robos a diligencias.
La autoridad no sabe quiénes son y cómo hacerles frente. Un día es arrestado, en un pueblo cercano, un pistolero llamado Jack, quien es encerrado en prisión.
Allí es encerrado también un presunto miembro de la banda, herido en una mano.
A golpes, Jack saca información del compañero de celda y huye de la cárcel, dirigiéndose a Tombstone.
Su idea es averiguar dónde están los 200.000 dólares robados en el último golpe.
Malísimo spaghetti western , con un guión absurdo y una dirección cansina. Puede ecirse, sin lugar a dudas, que este engendro perpetrado por Mario Maffei, debe figurar en todos los rankings de los peores spaghetti westerns de la historia. Que su director volviese a aparecer solamente en otra película, cuando estas se hacían como churros, da una idea de que el film no mereciese precisamente el aplauso de los incondicionales al género, y eso que este grupo de aficionados daba por bueno casi todo lo que le echasen.
Para empezar, la historia no se tiene en pie. El personaje de Jack, interpretado por un William Berger que empezaba sus andanzas por los desiertos de Almería, deambula por unos decorados cutres hasta más no poder, pueblos (nada menos que Tombstone y otros) compuestos por cuatro casillas y sin figurantes, sin saber qué hacer y por qué hace las cosas que hace. Al final de la cinta se intenta aclarar ese extraño comportamiento con unos giros de guión que incitan más a la risa que a la sorpresa. El director cuenta la historia como si el público fuera un grupo de niños menores de siete años, o como si el film lo hubiesen rodado alumnos de la ESO en un fin de semana. A mitad de la película, o bastante antes, se hace difícil continuar con la contemplación de semejante estulticia, y es solo por ver aparecer a algunos de los intérpretes reseñados como protagonistas lo que nos hace llegar hasta el final.
Capítulo aparte merecen estos esforzados artistas. Berger es el único que se salva, y muy justito, de la quema, aunque no pueda lucir esa socarronería que en spaghettis posteriores le hizo famoso. Adriana Ambesi hace el ridículo, especialmente en la escena en que es atada por Berger a su propio vestido de manera que parece que la tripa le sale directamente después de la cabeza. No creo que volviese a aparecer en otro spaghetti. José Bódalo (el gran José Bódalo, sí), está de pena, su papel de sheriff corrupto es de vergüenza ajena. Armando Calvo cambia el cuplé por el rol de bandido mexicano, al estilo de Fernando Sancho, y es otro ejemplo de cómo un competente actor naufraga estrepitosamente. Además, su aspecto deteriorado, calvo y barrigón, aunque ayuda al personaje, mueve un poco a lástima por parte del espectador. Y hasta Eduardo Fajardo, que fue el malo por excelencia de los spaghettis, está mal, mal, teniendo que lidiar con un personaje absurdo y unos diálogos para besugos que, eso sí, sacan al espectador de su tedio y provocan alguna que otra carcajada. Se salva un rubio oxigenado Francisco Morán en su papel de pistolero enlutado, por lo que en el vídeo de esta entrada creo que es de justicia reflejar la escena en que muere tiroteado por su compinche Bódalo. La cara de muerto que pone es todo un poema.
En resumen, un spaghetti infumable, un director incompetente, una historia tediosa e infantil, una escenografía lamentable, un guión penoso y unos personajes hundidos en la miseria. Hasta la música es mala, cosa rara para los amantes del género que se conforman con imitaciones más o menos conseguidas de los films de Sergio Leone.(TEXTO 800 SW)
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