viernes

ADIOS TEXAS "PRINCIPIO"


Adios, Texas (texas, addio)
1966
Italia/España
Director: Ferdinando Baldi
Reparto: Franco Nero, Alberto Dell'Acqua, Elisa Montés, José Suárez, José Guardiola, Luigi Pistilli, Livio Lorenzon, Hugo Blanco, Antonella Murgia, Ivan Scratuglia, Silvana Bacci, Mario Novelli, Remo De Angelis
Guión: Ferdinando Baldi, Franco Rossetti
Música: Antón García Abril
Fotografía: Enzo Barboni

Burt (Franco Nero) es un hombre de la ley en una ciudad de Texas, que al conocer del paradero del asesino de su padre, Cisco Delgado(José Suárez), escondido en México, decide ir en su busca para traerlo de vuelta a Texas y que sea juzgado por la justicia. Su hermano pequeño, Jim (Alberto Dell'Acqua), se une a él en su búsqueda.
Lo malo es que juntos descubrirán que el hombre al que buscan es algo más que el asesino de su padre...

Franco Nero vuelve a ofrecernos otro personaje que se queda en la retina durante mucho tiempo, en esta bellísima "Adiós, Texas". Burt Sullivan, protagonista de esta historia de justicia, es un hombre de pocas palabras, con una gabardina de cuero que le da un aspecto impresionante, y que siempre sabe lo que tiene que hacer, y que no duda en hacerlo, no importan los obstáculos que tenga que evitar para lograr sus objetivos. Y es que solo hay un momento en toda la película en el que Burt Sullivan titubea y se queda sin palabras, pero dura poco, y pronto vuelve a tenerlo todo claro.

Quizás lo mejor del personaje es que, pese a no tener muchos escrúpulos (su objetivo es capturar a Cisco, aunque para ello tenga que mirar para otro lado con el asunto de las mujeres esclavas o los asesinatos de los mexicanos), todavía tiene un mínimo de principios de justicia, que le hace querer llevar antes la justicia a Cisco, cuando lo normal sería que lo matara a la primera oportunidad. Pero por desgracia, Cisco no estará dispuesto a atraparse tan fácilmente.

Cisco Delgado, el villano de la historia, llevado a la pantalla por José Suarez, de forma tranquila y pausada, demostrando, eso sí, que es un carnicero capaz de cualquier cosa por un poco más de poder. Y es que ese es el principal problema con el que se encontraran los hermanos Sullivan, que Cisco es un poderoso cacique en México, con lo cual la empresa es aun más difícil.

Muchas virtudes tiene esta genial película, que quizás no es tan famosa como otros Sws peores que ella, pero que es un título que merece su sitio en el género;
Su magnifica fotografía, haciendo una vez más que Almería parezca Mexico o Texas.
Su buena banda sonora, a cargo de Antón García Abril, a medio camino entre el nuevo mundo de Morricone y la música clásica de los westerns de América.
Y la mano del director, Ferdinando Baldi, genial en la hora y media que dura "Adiós, Texas", antes de que comenzara a rodar copias horrorosas de Trinidad.

El resultado es una historia de justicia, con mucha violencia, con una revolución de por medio, con escenas de tiros rodadas de forma perfecta, y sobre todo con un Franco Nero que demuestra lo gran actor que es.

miércoles

DYANGO "EL FINAL"


DJANGO
1966
Italia/España
Director: Sergio Corbucci.
Intérpretes: Franco Nero, Loredana Nusciak, José Bódalo, Eduardo Fajardo, Ángel Álvarez, Rafael Albaicin, Gino Pernice, Luciano Rossi, Jose Terron, Silvana Bacci, Simon Arriaga, Ivan Scratuglia, Erik Schippers, Jose Canalejas, Remo de Angelis, Rafael Vaquero, Guillermo Mendez.
Guión: Sergio y Bruno Corbucci.
Fotografía: Enzo Barboni.
Montaje: Nino Baragli y Sergio Montanari.
Música: Luis Enríquez Bacalov.
Productores: Sergio Corbucci y Manolo Bolognini.

SINOPSIS: Django es un enigmático pistolero que vaga sin rumbo arrastrando un ataúd y se enfrentará a dos facciones (un grupo de sudistas liderados por el Coronel Jackson y unos revolucionarios mejicanos a cuyo frente se encuentra el general Rodríguez) que se disputan el control de un pueblo semi abandonado situado en la frontera entre Méjico y los Estados Unidos. 

Estamos ante un spaghetti que se convirtió en un film de culto entre los aficionados a este subgénero y fue fundamental para el desarrollo del western hecho en Europa. El largometraje comienza con un ataúd arrastrado por un hombre y termina con un plano de una cruz sobre la que se apoya un colt, entre ambas imágenes se nos cuenta una historia con marcadas connotaciones religiosas sobre el pecado, la culpa y la redención (el pistolero tras ser sometido a una brutal tortura se da cuenta de que se ha dejado llevar por la codicia y acaba lo que debió haber hecho mucho antes). Las referencias religiosas son numerosísimas: el héroe se comporta como un ángel exterminador que libra a los oprimidos, aunque sea buscando su propio beneficio, de un “ejército” extranjero (nos encontramos en un territorio fronterizo entre México y los EEUU); la primera persona a la que salva es una prostituta de nombre María que, cual María Magdalena, le será fiel durante todo el film; el protagonista será traicionado y torturado por aquellos a los que vino a liberar; el ejército extranjero está compuesto por cuarenta hombres, número mágico que se repite en las Escrituras; el dueño del saloon que le prestará ayuda tras haber sido torturado y protegerá a María se llama Nathaniel, nombre hebreo que significa algo así como regalo de Dios; son numerosas las referencias a la cruz y al fuego como elemento purificador de los pecados, etc.

Coproducción de 1966 con la que su director Sergio Corbucci, que había ya participado en otros dos eurowesterns (“Masacre en el Gran Cañon” y “Minessota Clay”) se convirtió en uno de los mayores representantes de este subgénero, al mismo tiempo que su protagonista Franco Nero, que había intervenido como actor secundario en algún film, paso a ser una de las mayores estrellas del western hecho en Europa. Además repetirían colaboración en otros dos proyectos fundamentales del primero: “Salario para matar” y “Los compañeros” ambas ambientadas en plena revolución mejicana y en las que Nero prácticamente repetía el mismo personaje de mercenario europeo.

El gran acierto del spaghetti, para mí, es que Corbucci lleva más lejos los postulados y hallazgos de Sergio Leone:

Al trasladar la acción de los soleados parajes de Almería a los embarrados paisajes de Madrid y alrededores (el film se rodó básicamente en Colmenar Viejo y La Pedriza) consigue potenciar la estética sucia, feista y desaliñada, mostrándonos a unos personajes que, con sus ropas ajadas y llenas de barro, se desplazan por auténticos lodazales. Y a esto hay que añadir un pueblo fantasma, decadente y semi abandonado en el que sólo permanecen el dueño del saloon y unas decrepitas prostitutas (la presentación de las mismas es sensacional).

Hay una mayor exaltación de la violencia. La película no es solamente uno de los spaghettis en los que hay más muertos, por lo menos de los que yo he visto, sino que se caracteriza por la crudeza, ya apuntada en su anterior western, de las escenas violentas: la flagelación a María, la presentación de Jackson en una especie de tiro al blanco con mejicanos, la famosa en la que el general Rodríguez, al que se nos muestra tan cruel y sádico como Jackson, le corta la oreja a uno de los hombres de Jackson y le obliga a comérsela (que inspiró a Tarantino para otra no menos famosa en su “Reservoir Dogs”) o aquella en la que el director se recrea mientras los hombres de Rodríguez fracturan las manos de Django (idea que retomaría en su, superior para mí, “El gran silencio”). Por lo que no es extraño que en 1966 tuviera problemas para ser estrenada en algunos países (en España se estrenó censurada y en Gran Bretaña no se pudo ver, por lo que he leído, hasta 1993)

Se potencian los rasgos característicos del antihéroe leoniano, así se incrementan su laconismo y su amoralidad (tanto el Hombre sin nombre como el Manco, a pesar de caracterizarse por su codicia, son capaces de llevar a cabo algún tipo de actuación que muestra cierta generosidad por su parte, mientras que aquí Django busca, casi hasta el final, su propio beneficio).

Por otra parte, Corbucci nos regala un puñado de escenas de gran impacto que, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los spaghettis, permanecen en la memoria:

-El comienzo con el protagonista arrastrando el ataúd (símbolo de un doloroso pasado) por el fango es hipnótico y te engancha al film, además de mostrarnos a un hombre que parece vagar sin un rumbo fijo.

-El enfrentamiento con los hombres de Jackson con Django sosteniendo la ametralladora es sensacional.

-El desenlace es portentoso y de una riqueza visual pocas veces superada en este subgénero, y en el mismo se nos muestra, por fin, a un héroe que en un supremo esfuerzo consigue regresar al camino recto abandonado por él mucho tiempo atrás.

Y a todo esto hay que añadir una sobresaliente labor de ambientación obra de uno de los más grandes profesionales de este subgénero, Carlo Simi y una estupenda banda sonora del argentino Luis Enriquez Bacalov que cuenta con una gran canción principal, de gran éxito en su época, repetida a lo largo del largometraje en distintas variaciones y una serie de acertados y variados temas incidentales, algunos de inspiración mejicana, bien insertados en la acción aunque lógicamente no están a la altura del principal.

En cuanto a las interpretaciones, Franco Nero creo que está magnífico como el letal pistolero de pocas palabras, porque ya se sabe que en un país donde “una palabra es poco y dos demasiado” hay que ser muy duro para poder sobrevivir. Junto a él Loredana Nusciak, mujer de gran belleza, encaja perfectamente en el papel de María la prostituta a la que salvará Django y será quien, con su actitud, consiga que éste se redima y dos estupendos secundarios que desarrollaron una fructífera carrera, con abundantes apariciones en este subgénero: Eduardo Fajardo como el cacique norteamericano y José Bódalo como el jefe de los bandoleros, dos seres que representan las dos caras de una misma moneda. Ambos cumplen con sus papeles, pero creo sinceramente que se les podía haber sacado más partido si se hubieran desarrollado algo más sus personajes que están bastante estereotipados, el primero como racista hombre del sur con un comportamiento cercano al del Ku Kus Klan, mientras que el segundo se nos presenta como un mejicano un tanto inculto, mujeriego y juerguista. Mención aparte creo que hay que hacer de Ángel Álvarez, otro de esos grandes secundarios del cine español, que está perfecto encarnando a Nathaniel.

Hasta aquí los que, para mí, son los aspectos positivos del film que explicarían la fama del mismo, pero creo, tras haberla visto tres veces en el último año, que donde flojea es en la propia historia (sospechosamente parecida a la de “Por un puñado de dólares”), así tras unos cuarenta minutos de ritmo trepidante y con una gran labor en la dirección de Corbucci, la película decae enormemente en la parte central aproximadamente a partir de la innecesaria escena de la pelea en el barro de las prostitutas y con la llegada de los bandoleros mejicanos, y ya no volverá a remontar hasta la portentosa escena del cementerio. En esta parte parece que la película va dando bandazos y la historia, además de perder credibilidad, se caracteriza por su indefinición. Incluso el trabajo de Corbucci se vuelve más rutinario.

Gracias a un amigo he podido ver la versión integra puesta a la venta en Argentina con una calidad de imagen muy superior a la edición bastante chapucera comercializada en su día por Filmax. A ver si de una vez toman ejemplo los distribuidores españoles.

En definitiva, y a pesar de sus imperfecciones que en todo caso creo que son menores que sus hallazgos, una película clave en la evolución del spaghetti western que resume como pocas las características estilísticas y temáticas de este subgénero. Imprescindible tanto para cualquier aficionado como para el que quiera comprender en qué consistió el western hecho en Europa.

jueves

CUATRO PISTOLEROS RAPIDOS


Título original
Four Fast Guns
Año
1960
Duración
72 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección
William J. Hole Jr.
Guion
James Edmiston, Dallas Gaultois
Reparto  James Craig, Brett Halsey, Edgar Buchanan,Martha Vickers
Fotografía
John Nickolaus Jr. (B&W)
Compañías
Phoenix Film Studios Productions
Género
Western

Cuatro Pistoleros Rápidos (1960) es una película de acción-aventura que sigue la historia de cuatro hombres armados, que se unen para vengar la muerte de un amigo suyo. Atravesando el Sudoeste de los Estados Unidos, enfrentan traiciones, peligros y desafíos a su camino.

Aceptable western de serie B en blanco y negro, que destaca por su habilidad en la propuesta de dos hermanos enfrentados al situarse a distintos lados de la ley. James Craig protagoniza el film con su habitual estoicismo, ayudado por el siempre entrañable Edgar Buchanan. Al final, el sheriff Craig se queda solo frente a los pistoleros, entre los que se encuentra su propio hermano, a las órdenes de un malvado tullido (eso sí, con una mujer estupenda). 

A destacar la presencia de Brett Halsey como el hermano "malo", antes de que el actor viniese a Italia para protagonizar varios spaghettis con el pseudónimo de Montgomery Woods. Ni aquí ni allí consiguió pasar a la historia del género...

domingo

20000 DOLARES POR UN CADAVER (RESUMEN)


Director: José María Zabalza
Reparto: Miguel de la Riva, Dyanik Zurakowska, José Truchado, Juan Cortés, Ricardo Costa, Ramón Lillo, José Marco, Guillermo Méndez, Enrique Navarro, Javier Rivera, Fernando Sánchez Polack
Guión: Jose Maria Zabalza
Fotografía: Leopoldo Villaseno
Música: Ana Satrova, Gianni Marchetti

Spaghetti western dirigido en 1969 por el inefable José María Zabalza, director al que algunos llaman el Ed Wood español y que en este subgénero quizás sería más apropiado compararlo, tanto por sus planteamientos como por los resultados obtenidos (en su caso incluso peores), con el director, productor y guionista italiano Demofilo Fidani.

En 1969 Zabalza, como en su día hiciese el maestro de la serie b estadounidense Roger Corman con su ciclo de películas basadas en relatos de Poe, se planteó realizar tres westerns (los otros dos son “Los rebeldes de Arizona” y “Plomo sobre Dallas) con un presupuesto ínfimo, en un plazo record (el tiempo total invertido en el rodaje para los tres films fue de 21 días) prácticamente al mismo tiempo y con, básicamente, el mismo equipo (director de fotografía, músico, etc), de tal forma que se pudieran utilizar las mismas cámaras, decorados, escenarios, atrezzo e incluso, al contar con los mismos actores, insertar distintos planos de una película en otra. El resultado, por lo menos en “20.000 dólares para un cadáver”, no puede estar más alejado del de las películas de Corman, puesto que lo que en éste es talento, riqueza visual y economía narrativa en Zabalza se convierte, para mí, en chapuza, nula puesta en escena y en un producto cutre que no llega a los mínimos exigibles.

La película, cuyo paupérrimo guión es obra del propio Zabalza, nos narra el infortunio de una pareja de granjeros a partir de que el marido acabe con un pistolero e intente cobrar la recompensa, los 20.000 dólares a los que alude el título, que ofrecían por él. Desde ese momento el resto de la banda, contratada para sabotear el ferrocarril, convertirá su vida en un sin vivir (incluso le queman el rancho), por lo que, en una decisión muy lógica para un individuo que nunca había disparado un arma, el esposo decidirá ponerse al mando del grupo que defiende la construcción de las vías férreas y enfrentarse a los bandidos, provocando un gran conflicto en su mujer, una pacifista que odia las armas, que incluso le amenaza con abandonarlo (pero tranquilos es sólo una amenaza que no queda en nada).

Si el guión, que cuenta con unos diálogos bochornosos, no hay por donde cogerlo, con situaciones ridículas como aquella en la que el protagonista se encuentra a su mujer atada, tumbada e inconsciente en el suelo y va el tipo y todavía le pregunta qué es lo que le pasa, la escena inicial en la que es la mujer quien se encuentra a su marido desmayado, pasa por delante de él sin hacerle caso y se pone a socorrer al bandido herido al que se había enfrentado su esposo, todo para en un momento determinado dar el golpe de efecto al confesar al forajido que es la mujer del granjero caído y ese es su rancho, o el tiroteo final ya que en plena refriega y materializándose de la nada la mujer del protagonista se planta en mitad de la calle, momento que el malo, lógicamente, aprovecha para raptarla y huir con ella; la dirección es precipitada, descuidada, deficiente respecto a la multitud de peleas y tiroteos en los que, incluso, no se distingue a los buenos de los malos y con un montaje realmente caótico, parece, en definitiva, obra de un torpe aficionado.

A ello hay que añadir una casi nula labor de ambientación (si no escuché mal quieren hacer pasar al pueblo, que cuenta con cinco o seis casuchas, por la ciudad de Tombstone) y una banda sonora, por llamarle algo, obra de la que creo era su mujer, Ana Satrova, de una bajísima calidad, bastante inapropiada (hay un tema que parece sacado de los concursos de Eurovisión y otro que da la sensación de estar interpretado por la típica charanga) y utilizada sin el más mínimo rigor cinematográfico.

En cuanto a los actores principales (Miguel de la Riva alias Michael Rivers, Dyanik Zurakowska y José Truchado) con independencia de su mayor o menor talento interpretativo, que en el caso de los hombres creo que era prácticamente nulo, se les ve totalmente perdidos ante la falta de una mínima labor de dirección. El único aspecto positivo creo que es la duración de la película que apenas sobrepasa los ochenta minutos, aunque se me hizo tan larga como si hubiese durado tres horas.

En resumen un spaghetti, para mí, no apto ni tan siquiera para los más entusiastas de este subgénero, salvo que se quiera comprobar hasta qué niveles de degradación se llegó   (TEXTO 800 SW)

jueves

UN MALDITO AMANECER


 T.O:Quel maledetto giorno d'inverno... Django e Sartana all'ultimo sangue
(Aka: Django encuentra aSartana; Django y Sartana duelo final)
Director: Demofilo Fidani
(Miles Deem)
Año: 1970
País: Italia
Música: Coriolano Gori 
Cast: Fabio Testi, Jack Betts (Hunt Powers), Dino Strano (Dean Stratford), Benito Pacífico (Dennis Colt), Luciano Conti (Lucky McMurray-¿Joel Moore?), Simoneta Vitelli (Simone Blondell) Atilio Dotesio (Dan Reesy) Celso Faria, Roberto Danesi (Robert Dannish), Michele Branca (Michael Brank), Antonio Basile,  Franco Pasquetto, Pietro Torrisi, Nuria Torray, Calogero Caruana, Franco Graziosi, Luciano Pallotta, Mariella Palmich

En Black City el viento parece soplar con más frío y fuerza que en cualquier otro lugar del mundo. Cuando llega el invierno Black City se convierte en un lugar fantasmal. Hasta allí llega un joven Sheriff (Fabio Testi), el cual no viene a sustituir a nadie, pues parece ser que hace tiempo que no hay ley en ese rincón olvidado de Oeste. El lugar está sometido a la voluntad de Bud Willer (Dino Strano bajo seudónimo de Dean Stratford), un bandido asociado con Paco Sánchez (Benito Pacífico bajo seudónimo de Dennis Colt) un mexicano psicópata y sanguinario. Willer y sus hombres se burlan de la presencia del nuevo sheriff, al que consideran un mindundi. Casi a la par que el sheriff, llega a  Black City un misterioso pistolero vestido de negro (Jack Betts bajo seudónimo de Hunt Powers) que se detiene delante de una tumba...

Los euro westerns de Demofilo Fidani no se parecen a ningún otro euro western, sin embargo encierran la pura esencia surrealista y brutal de este (sub)género. Despectivamente llamado "El Ed wood del Spaghetti Western", una definición que alude a una supuesta torpeza de este director italiano, algo para mí totalmente injusto, pues podemos considerar a  Fidani uno de los pilares del western all'italiana. Un director diferente que logró imprimir una personalidad propia e inconfundible a sus películas, a pesar de contar siempre con  presupuestos más que paupèrrimos. Demofilo Fidani tenía algo que muy pocos lograron: un estilo reconocible.

En  Django encuentra a Sartana el director consigue recrear una atmósfera por momentos inquietante (favorecida, una vez más, por los pocos medios)... ese pueblo, Black City,  y sus calles donde el viento parece un alma perseguida por el diablo. 
Como en todos sus western hay situaciones inesperadas, casi fuera de la lógica narrativa y de lo que marcan los cánones del género... ahí está ese pulso con velas, o un flash-back demencial donde vemos las andanzas sádicas del mexicano loco matando a sangre fría y  la pelea "de machos" de este mismo personaje con un tal Paco el Gigante, encarnado por Pietro "pseudo Conan" Torrisi. Además hay unos duelos magníficos que nos proponen situaciones cuando menos originales: suplantación aprovechando el polvo, el viento y vestimentas robadas... incluso en uno de los duelos el espectador no sabe quién "de los buenos" se está jugando el pellejo...

15 HORCAS PARA UN ASESINO (RESUMEN)

Quince horcas para un asesino (Quindici forche per un assassino)
Italia/España
1968
DIRECTOR Nunzio Malasomma
REPARTO Craig Hill, George Martín, Aldo Sambrell, Tomás Blanco, Eleonora Brown, Andrea Bosic, Howard Ross, José Manuel Martín, Aldo Berti, Frank Braña, Giovanni Ivan Scratuglia, Umberto Raho, Luis Durán, María Montez, Laura Redi, Margarita Lozano, Alvaro de Luna, Ricardo Palacios, Antonio Molino Rojo.
GUIÓN Mario Di Nardo, José Luis Bayona
FOTOGRAFÍA Stelvio Massi
MÚSICA Francesco de Masi
ESPECTADORES 865.148

Acusados injustamente por el asesinato de tres mujeres, los miembros de dos bandas rivales se unen para poder sobrevivir a la caza a la que son sometidos por todo el pueblo. Y huyendo llegan hasta un abandonado fuerte, en el que intentaran defenderse de los ataques del grupo que les persigue.

Sandy Cassell (George Martin) es el jefe de una banda de ladrones de caballos. Después de su ultimo robo, matan a algunos vaqueros, y eso hace que Bill Mack (Craig Hill), líder de otra banda, se ponga tras su pista por una recompensa que dan por ellos.

Cuando la banda de Casell está durmiendo en el granero de un rancho de una viuda que vive sola con sus dos hijas, es cuando Mack da con ellos. Y le propone a Casell un curioso negocio. Después de que les diga donde vendió los caballos y ellos se lo devuelvan a los dueños, avisara a Casell para que los vuelva a robar. Como el negocio parece redondo, Casell acepta.

Pero a la mañana siguiente, y cuando aún las dos bandas siguen en el granero durmiendo, llega el novio de una de las hijas de la dueña del rancho, que primero descubre a las tres mujeres muertas dentro de la casa, y después a los hombres. Decide ir a avisar a el sheriff, y todos los ciudadanos del pueblo se dirigen a detener a los supuestos asesinos.
Estos, al despertarse y ver a las mujeres muertas, comienzan a preguntarse quien ha sido el asesino. Pero entonces aparece el grupo comandado por el sheriff, y pese a que Casell intenta que no huyan, el primer instinto hacen que todos comiencen a hacerlo nada más ver a los hombres del pueblo, comenzando una persecución.

La misma acaba al llegar a un viejo fuerte, en el que se resguardan. Por desgracia los hombres del sheriff no cesaran en sus ataques y pronto los nervios y los más bajos instintos comenzarán a aparecer en los pistoleros acorralados.

Una trama original, sin duda. Con unos apuntes de suspense psicológico, sobre todo en el encierro, que hace que los miembros de ambas bandas comiencen a ponerse nervioso al verse atrapados y sin posibilidad de escapar a la ira de los hombres que están fuera. Una ira que hace que a cada "asesino" al que van matando hasta los cuelguen para que los vean sus compañeros. Es sin dudar también de señalar la actitud de estos pistoleros que supuestamente son el "brazo de la ley", ya que muchas veces a lo largo de la historia son casi igual de crueles que a los hombres a los que persiguen.

Aunque en honor a la verdad, casi todos los personajes son de una moralidad bastante gris tirando a oscura. Hasta el propio Bill Mack, supuesto protagonista de la historia, no duda en robar, secuestrar y hasta matar para lograr sus objetivos, y más si lo que quiere es escapar con vida. Su cara de la otra moneda, Sandy Cassell, aunque tampoco tiene muchos escrúpulos, al comienzo de la historia aún tiene un poco de moralidad. Moralidad que por otro lado irá perdiendo conforme avance la historia.

Ambos actores (Craig Hill y George Martin) son sin duda los mejores de todo el reparto, consiguiendo los dos buenas actuaciones. Aunque tampoco quiero dejar pasar a José Manuel Martín, en un grandísimo papel como un cura con vocación de pistolero, con su ropa ennegrecida, y sobre todo con su biblia siempre a punto para soltar algún sermón. El resto del reparto lo conforman algunos habituales, como Frank Braña, Ricardo Palacios, Tomas Blanco, Aldo Sambrell o Alvaro de Luna.

Sobre la dirección del italiano Nunzio Malasomma, pese a que quizás no resalte, es aceptable, y se le ve que sabia bien como rodar un western de la nueva hornada. Algunos buenos movimientos de cámara le delatan como un hombre de técnica depurada. Por desgracia, este fue su único spaghetti, y también su ultima película, ya que unos pocos años después moriría.

La fotografía y la banda sonora siguen esa línea, y si quizás no son del todo notable, se pueden definir como un trabajo que no estropea el conjunto final.

Seguramente en manos de un director con un poco más de talento esta película hubiera sido una verdadera cinta a tener en cuenta y más conocida, pero pese a todo creo que es un titulo cuanto menos original y arriesgado por su historia, y que "15 horcas para un asesino" es una película a recuperar y a reivindicar como un gran pequeño spaghetti

viernes

ADIOS TEXAS "PRINCIPIO"


Adios, Texas (texas, addio)
1966
Italia/España
Director: Ferdinando Baldi
Reparto: Franco Nero, Alberto Dell'Acqua, Elisa Montés, José Suárez, José Guardiola, Luigi Pistilli, Livio Lorenzon, Hugo Blanco, Antonella Murgia, Ivan Scratuglia, Silvana Bacci, Mario Novelli, Remo De Angelis
Guión: Ferdinando Baldi, Franco Rossetti
Musica: Antón Garcia abril
Fotografía: Enzo Barboni

Burt (Franco Nero) es un hombre de la ley en una ciudad de Texas, que al conocer del paradero del asesino de su padre, Cisco Delgado(José Suárez), escondido en México, decide ir en su busca para traerlo de vuelta a Texas y que sea juzgado por la justicia. Su hermano pequeño, Jim (Alberto Dell'Acqua), se une a él en su búsqueda.
Lo malo es que juntos descubrirán que el hombre al que buscan es algo más que el asesino de su padre...

Franco Nero vuelve a ofrecernos otro personaje que se queda en la retina durante mucho tiempo, en esta bellísima "Adiós, Texas". Burt Sullivan, protagonista de esta historia de justicia, es un hombre de pocas palabras, con una gabardina de cuero que le da un aspecto impresionante, y que siempre sabe lo que tiene que hacer, y que no duda en hacerlo, no importan los obstáculos que tenga que evitar para lograr sus objetivos. Y es que solo hay un momento en toda la película en el que Burt Sullivan titubea y se queda sin palabras, pero dura poco, y pronto vuelve a tenerlo todo claro.

Quizás lo mejor del personaje es que, pese a no tener muchos escrúpulos (su objetivo es capturar a Cisco, aunque para ello tenga que mirar para otro lado con el asunto de las mujeres esclavas o los asesinatos de los mexicanos), todavía tiene un mínimo de principios de justicia, que le hace querer llevar antes la justicia a Cisco, cuando lo normal seria que lo matara a la primera oportunidad. Pero por desgracia, Cisco no estará dispuesto a atraparse tan fácilmente.

Cisco Delgado, el villano de la historia, llevado a la pantalla por José Suarez, de forma tranquila y pausada, demostrando, eso si, que es un carnicero capaz de cualquier cosa por un poco más de poder. Y es que ese es el principal problema con el que se encontraran los hermanos Sullivans, que Cisco es un poderoso cacique en México, con lo cual la empresa es aun más difícil.

Muchas virtudes tiene esta genial película, que quizás no es tan famosa como otros Sws peores que ella, pero que es un título que merece su sitio en el género; Su magnifica fotografía, haciendo una vez más que Almería parezca Mexico o Texas. Su buena banda sonora, a cargo de Antón García Abril, a medio camino entre el nuevo mundo de Morricone y la música clásica de los westerns de América.
Y la mano del director, Ferdinando Baldi, genial en la hora y media que dura "Adiós, Texas", antes de que comenzara a rodar copias horrorosas de Trinidad.

El resultado es una historia de justicia, con mucha violencia, con una revolución de por medio, con escenas de tiros rodadas de forma perfecta, y sobre todo con un Franco Nero que demuestra lo gran actor que es.  (TEXTO: 800 SW)

domingo

EL DUELO MAS FAMOSO


Junto a Billy el niño, Buffalo Bill o Kit Carson, la figura de Wyatt Earp constituye uno de los paradigmas del legendario Oeste.
Su duelo a muerte en Ok Corral contra los Clanton constituye uno de los episodios llevados más veces al cine. En apariencia, el tiroteo se redujo a un enfrentamiento entre la ley encarnada por Earp, sus hermanos y Doc Holliday y el delito encarnado en los "Cowboys" Clanton. Pero, en realidad, ¿cuáles fueron las razones del duelo en OK Corral? Aunque la fama posterior convertiría a Wyatt Earp en un peligroso pistolero, parece ser que utilizaba las pistolas como un mero elemento disuasor hasta el punto de que algunos lo han considerado como un precursor del uso de "una fuerza menos que letal" en el trato con delincuentes.

Había nacido el 19 de marzo de 1848 en Monmouth, Illinois, y recibido el nombre del capitán del ejército bajo el que había servido su padre. Cuando Wyatt tenía dos años de edad, la familia se trasladó a Iowa. En 1861, James y Virgil, los hermanos mayores de Earp se alistaron en el ejército de la Unión, un paso al que quiso sumarse Wyatt y que su padre impidió. En 1864, la familia se trasladó a San Bernardino, California. Allí Wyatt se casó, aunque su esposa murió poco después de fiebre tifoidea. A partir de entonces, Wyatt realizó diversas ocupaciones que fueron de conductor de diligencias a cazador de búfalos.

En 1876, se encontraba en Dodge City donde colaboró en labores policiales. En el otoño de 1879, Wyatt Earp se trasladó junto con sus hermanos Morgan y Virgil a la ciudad de Tombstone en Arizona. Se había descubierto algún tiempo atrás plata y por aquella época la población era un hervidero de buscadores de metal precioso, prostitutas, jugadores y pistoleros. Los Earp invirtieron en la apertura de un local llamado el Oriental Salón y Wyatt no tardó en ofrecerse al servicio de la ley. Ésta se hallaba a cargo del sheriff John Behan.

Aunque inicialmente las relaciones con Behan fueron buenas y Earp trabajó como ayudante suyo, no tardaron en agriarse. Behan mantenía como amante a la hija de unos inmigrantes judíos llamada Josephine Marcus. Nacida en Nueva York, Josephine se había desplazado al oeste antes de cumplir los dieciocho y había tenido una irregular carrera en el escenario. Ahora había alcanzado una posición relativamente estable al lado del máximo representante de la ley. Sin embargo, al poco de conocerse Wyatt y Josephine iniciaron una relación amorosa y la mujer decidió abandonar al sheriff. A este motivo de disensión siguió otro de no menor importancia. Hasta ese momento, los miembros del partido demócrata habían mantenido su control en la zona apoyándose en la alianza con distintas bandas de delincuentes conocidas bajo el nombre genérico de los Cowboys y entre los que destacaba la familia Clanton. Los Earp estaban más cerca del partido republicano e incluso en 1881 comenzó a circular el rumor —que se correspondía con la realidad— de que Wyatt Earp iba a presentarse a las elecciones a sheriff para desbancar a John Behan y a los demócratas.

Los Cowboys —una oligarquía agraria que veía con malos ojos el cambio de las estructuras económicas de Tombstone— decidieron acabar con la situación por la vía rápida. El 26 de octubre de 1881, Wyatt Earp, sus hermanos Virgil y Morgan y un dentista tuberculoso llamado "Doc" Holliday se enfrentaron a tiros con cinco de los Clanton. El duelo no tuvo lugar realmente en OK Corral sino en un callejón situado entre el mencionado sitio y el estudio de un fotógrafo. Nunca se ha establecido quién disparó primero aunque parece que el tiroteo comenzó cuando los Earp intentaron detener a los Clanton por presuntas acciones delictivas. El intercambio de disparos no duró más de un minuto. Josephine Marcus, que se hallaba en casa, los oyó, se precipitó a la calle y, tras parar una carreta, se dirigió apresuradamente al lugar de los hechos.

Las primeras imágenes que le llegaron hasta la retina le causaron una inmensa inquietud. No sólo el grupo de los Clanton estaba deshecho —cuatro yacían muertos y el quinto había huido— sino que Morgan y Virgil Earp estaban heridos y "Doc" Holliday presentaba el leve impacto de un disparo. Sólo cuando vio que Wyatt estaba indemne y que cruzaba la calle sonriendo para reunirse con ella, se acordó Josephine de que no se había arreglado y dijo: "¡Dios mío, he salido de casa sin sombrero!" Sin embargo, aquel duelo fue sólo el principio. Hollyday y Wyatt Earp fueron arrestados, pero el juez de paz Wells Spicer se negó a enjuiciarlos alegando que Earp era ayudante de su hermano Virgil, a la sazón deputy marshall. Dado que Spicer era republicano no fueron pocos los que dudaron de la justicia de su resolución.

En marzo de 1882, Virgil Earp fue objeto de una emboscada de la que salió mal herido y su hermano Morgan resultó asesinado en un atentado que pudo también costar la vida a Wyatt. Éste, convertido ahora en deputy marshall, desencadenó una persecución legal contra los asesinos pero el sheriff Benham vio llegado el momento de vengarse de quien le había quitado la mujer y había cometido la osadía de pensar en competir con él electoralmente. Así, los Earp —que ahora incluían a Josephine— se vieron obligados a huir de Tombstone.

Afortunadamente para Wyatt y los suyos, el sheriff Benham era un cobarde y cuando tuvo ocasión de acabar con ellos en una persecución por el desierto prefirió dejarlos escapar por temor a resultar muerto en el enfrentamiento. Aún le quedaba a Wyatt casi medio siglo de vida que compartió con Josephine Marcus. Durante aquellas décadas especuló en diversos negocios aunque sólo consiguió enriquecerse hacia 1920 cuando invirtió en explotaciones petrolíferas. Para ese entonces su mujer —que se convertiría en celosa guardiana de su memoria— había comenzado la redacción de un libro de memorias titulado I married Wyatt Earp que sería la base de la ulterior leyenda de Earp y ambos contribuyeron a un guión cinematográfico en el que se narraban sus aventuras en el oeste. Cuando Wyatt murió, Josephine dispuso que sus cenizas fueran depositadas en el cementerio judío de Calma, California. Josephine le siguió a la tumba algunos años después y, conforme a su voluntad, fue sepultada al lado de Wyatt convirtiéndose ambos en la principal atracción de la localidad. Nadie puede negar que era lógico que aquellos cuyo amor había provocado el duelo más famoso de la historia del oeste desearan también permanecer juntos toda la eternidad

sábado

ADIOS CJAMANGO (LOS REBELDES DE ARIZONA)


Titulo original Los rebeldes de Arizona
Idioma original español italiano _
País de producción España , Italia
Año 1970
Duración 90 minutos
Tipo occidental
Dirección José María Zabalza
Guión José María Zabalza
Productor Rafael Durán

El día de su boda, Alan y Peggy ven su rancho incendiado. El incendio fue iniciado por los hombres del director del ferrocarril, que querían comprar el terreno de Peggy. Entiendo bien de quién procede el incendio, Alan y Peggy roban la caja fuerte del director, pero les pillan con las manos en la masa y tienen que explicarse... y hacer firmar la factura de venta.

Abandonan ese lugar y se encuentran en la hacienda de un mexicano, perseguidos por un banquero que quiere comprar el terreno. Con el precio de la venta de su rancho compran la tranquilidad del mexicano. Pero el banquero no tiene buena fe y envía a sus hombres a perseguir nuevamente al mexicano. Una coalición de mexicanos con Alan y Peggy logra derrotar a estos hombres, cuyo líder, Rudy, sigue la pista de Alan y Peggy.

Estos dos están entrelazados con el comercio ilegal de un traficante de armas hacia los apacianos. Se las arreglan para destruir las armas. Pero esto provoca la furia del líder pacífico, que mata al traficante. Eso deja a su hija, Helen, a quien Alan y Peggy dejan para cuidar a Rudy. Mientras Alan y Peggy se van, se quedan con lo poco que aún les queda robado... pero encuentran su fortuna con una veta de oro escondida en su refugio...